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martes, 31 de enero de 2012

Prevencio en el pie diabetico


Inspección diaria del pie para detectar ampollas, hemorragias, maceraciones o escoriaciones interdigitales. Utilizar un espejo para la inspección de la planta y talón.
Antes de proceder a calzar el zapato, inspeccionar con la mano su interior para detectar resaltes, costuras con rebordes o cuerpos extraños, que deberán ser eliminados, y sobretodo cuerpos extraños sueltos
El calzado idóneo es aquel que cumple cuatro principios básicos:
* Absorción de la carga mediante plantillas elásticas.
* Ampliación de la carga por distribución de la presión en mayor área.
* Modificación de zonas de apoyo conflictivas.
* Aportación de amplia superficie.

Por tanto, el tipo de calzado debe ser siempre extraprofundo y ancho. Cuando no exista deformidad se asociará a plantillas blandas para distribuir la presión y, si existe deformidad, a órtesis rígidas para disminuir y distribuir las presiones anormales.
Las zapatillas de deporte que tengan estas características son las más adecuadas para los paseos.
Cambiar los calcetines y los zapatos dos veces al día.
No caminar nunca sin calzado. Utilizar zapatillas amplias en lugares como la playa o piscina.
No utilizar nunca bolsas de agua caliente o almohadillas eléctricas para calentarlos, ni caminar sobre suelos ardientes (asfalto en verano)
Acudir al podólogo ante la presencia de uñas encarnadas o callosidades.
No apurar el corte de las uñas, sino hacerlo de forma recta y limarlas suavemente.
Lavar los pies con agua y jabón durante cinco minutos. Proceder a un buen aclarado y un exhaustivo secado, sobre todo entre los dedos.
Antes de utilizar agua caliente en la higiene de los pies, medir la temperatura con el codo.
Aplicar crema hidratante después del baño.
Acudir al médico si aparece hinchazón, enrojecimiento o ulceración aunque sea indolora.

EL CALZADO SE LO ELIJE CON LOS PIES!! especialmente si tiene diabetes

Calzado adecuado :: Hay que elegir con los pies, no con la vista
Juanetes, deformidades de los dedos, callos, ojos de gallo y dolores de rodilla son sólo algunas consecuencias de utilizar calzado inadecuado
Nos transportan de un lugar a otro y soportan nuestro peso durante gran parte del día, a menudo embutidos en calzado con excesivo tacón, hormas demasiado estrechas o puntas afiladas que a la larga pueden provocar lesiones irreparables. Y aún así, los pies son una de las partes de nuestro cuerpo a las que menos atención prestamos, poco conscientes del papel que juegan en nuestra salud y bienestar. Su función consiste en proporcionar un apoyo a nuestro organismo, pero también los utilizamos para movernos y detenernos, para realizar acciones rítmicas , de propulsión y absorción de choques y para mantener el equilibrio. Son, por tanto, un órgano muy especializado que hay que cuidar y mimar. Y un calzado adecuado es el primer paso.
Primeros años
Cuando nacemos nuestro pie está sin configurar y sus arcos no son perceptibles; solamente cuando el niño ha adoptado la posición erguida comienzan a hacerse visibles estos arcos, especialmente el longitudinal, consecuencia de los esfuerzos derivados de soportar el peso del cuerpo y de caminar. Durante los primeros años de vida el pie se encuentra en pleno proceso de formación y, especialmente al principio, es una estructura muy flexible que no ha desarrollado la fortaleza suficiente, por lo que cualquier tensión anormal ejercida sobre el pie puede acarrear consecuencias negativas. En nuestra urbana sociedad los primeros pasos se dan sobre superficies duras y firmes del hogar, calzadas de hormigón o aceras pavimentadas, lo que puede resultar perjudicial para los pies. A ello contribuye también el frecuente uso de calzado inadecuado desde el nacimiento.
Se reparte el peso
El pie del adulto se puede definir como una bóveda sostenida por tres arcos, con forma similar a la de una vela triangular hinchada por el viento. Aunque el peso del cuerpo se distribuye entre la parte delantera del pie y el talón, en posición vertical la carga principal la soporta el talón y equivale a más de la mitad del peso del cuerpo. Así se entiende que cuando el peso se concentra en medio centímetro cuadrado de tacón de aguja, éste "pinche" los suelos. A medida que elevamos el talón mediante el uso de tacones, la distribución del peso cambia y cuanto más alto es el tacón, más se carga la zona delantera del pie. Con tacones próximos a los 10 cm prácticamente casi todo el peso del cuerpo se ejerce sobre los dedos del pie.
Tipologías de pie
Al comprar calzado hay que recordar que hay varios tipos morfológicos de pie, y que cada uno responde de distinta manera al calzado.
Se distinguen tres tipos:
  • pie griego, así llamado porque se observa en las estatuas de la época clásica: el segundo dedo es el más largo después del dedo gordo, y el tercero prácticamente mide lo mismo, y el cuarto y el quinto dedos son más pequeños. En este tipo de pie las cargas se distribuyen mejor sobre la parte delantera del pie.
  • pie polinesio o cuadrado, como el que se observa en los cuadros de Gauguin: los dedos son casi todos iguales y están a la misma altura.
  • pie egipcio, visible en las estatuas de los faraones: el dedo gordo es el más largo y los otros le siguen por tamaño y orden decrecientes. Es el tipo de pie más expuesto, ya que se sobrecarga más con el calzado y predispone a juanetes (hallux valgus) y a la artrosis metatarsofalángicas (hallux rígidus).
Tacones altos y puntas afiladas, no

¿Qué sucede cuando se usan tacones altos?
La elevación del talón provoca no sólo una deformidad de la bóveda plantar, sino que además produce un acortamiento de los músculos gemelos de las pantorrillas y sobrecarga de los huesos de los dedos de los pies o cabezas metatarsianas. Así, los dedos se aplastan contra la punta del zapato y se deforman en forma de garra. Prácticamente todo el peso del cuerpo se descarga sobre las cabezas metatarsianas y el pie pierde estabilidad.

¿Y qué ocurre con las punteras afiladas?
Los dedos quedan aprisionados y se desequilibran. El dedo gordo sale hacia fuera, y los dedos cuarto y quinto se tuercen hacia dentro. Si bien todos los dedos se deforman, el que más graves consecuencias sufre es el gordo: se luxa hacia fuera, se desplazan los tendones y en la cabeza del metatarsiano aparece el juanete o hallux valgus. El dedo gordo deformado, atravesado, rechaza los dedos medios, que se deforman, y el quinto dedo o pequeño sufre una deformación inversa. Estas deformidades y desequilibrios son inicialmente pasajeros, pero con el uso prolongado de calzado inadecuado se hacen permanentes.

Consecuencias de utilizar calzado inadecuado
Queda claro, pues, que la combinación de tacón alto y calzado puntiagudo es una agresión a los pies y a las extremidades inferiores que puede provocar variadas patologías, muy molestas y dolorosas. Algunas de ellas son:
  • Juanetes o hallux valgus
  • Metatarsalgias o dolores en la planta del pie y en el antepié
  • Deformidades de los dedos: dedos en garra y en martillo
  • Callosidades en el dorso de los dedos originados por el roce y la presión, o callosidades entre los dedos, conocidos como ojo de gallo.
  • Sesamoiditis: inflamación de los huesos sesamoideos, pequeños huesecillos redondos situados debajo de la cabeza del primer metatarsiano.
  • Inflamaciones del tendón de Aquiles por roce y por acortamiento del tendón, dolores a nivel de gemelos, e incluso dolores en rodillas provocados por la sobrecarga a la que se ven sometidas.
  • La circulación venosa se deteriora, el bombeo de sangre no es adecuado y aparece hinchazón de pies, edemas y pequeñas varículas.
Hay un grupo de personas que son de alto riesgo si les aparece alguna lesión de este tipo: los diabéticos con problemas circulatorios, que deben extremar el cuidado de los pies, y las personas con arteriosclerosis de las extremidades inferiores y problemas de riego sanguíneo.
Finalmente, no hay que olvidar que el mejor momento del día para comprarse calzado es el atardecer, ya que tras una larga jornada es posible que nuestros pies estén hinchados y podremos comprar calzado que no nos apriete. Y, cómo no, hay que probarse ambos zapatos. Es habitual que un pie sea más grande que el otro.

COMO ELEJIR LA TALLA DE CALZADO CORRECTAMENTE

Cómo elegir la talla correcta

No cabe duda de que la mejor manera de elegir la talla correcta es probar el calzado. Pero muchas veces no tenemos cerca una tienda que venda el calzado que queremos comprar y tenemos que hacerlo a distancia. Ésta pretende ser una pequeña guía para acertar a la hora de pedir el calzado por Internet. En cualquier caso, como sabemos que no siempre se acierta a la primera, en and&o, en caso de que te equivoques, el primer cambio lo hacemos sin que te cueste nada: recogemos los zapatos y te enviamos otros de otra talla.

Para las marcas que usan tallas europeas, el sistema es muy sencillo (está regulado por la norma UNE 59850:1998, de Aenor): hay que multiplicar la medida del pie en cm por 1,5. Por ejemplo, si tu pie mide 26 cm, tu talla sería una 39 (26 x 1,5 = 39). Dicho de otra manera, en Europa, la diferencia entre talla y talla es de 6,66 mm. Esto se denomina “punto de París”. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que, al caminar, el pie se estira al pisar el suelo, por lo que el zapato debe ser algo más grande que el pie (aproximadamente 1 cm; es decir, que si echas el pie lo más hacia delante posible, te tiene que caber un dedo en la parte trasera), por lo que, al medir el pie, conviene añadir 1 cm a la medida obtenida, consiguiendo así la medida que vamos a llamar “medida del pie en actividad”.
Algunos fabricantes usan medias tallas o tallajes que van de 2/3 en 2/3 (de 0,66 en 0,66). En este último caso suele ser debido a que el origen del zapato (o el tallaje elegido) es el inglés o el americano. No hay más problema que saber cuáles son las tallas disponibles y hacer el mismo cálculo anterior. Por ejemplo, si tu pie en actividad mide 25 cm (25 x 1,5 = 37,5), tu talla es la 37 1/2 si existen medias tallas, la 37 2/3 (37,66) si el fabricante utiliza el tallaje de 2/3 en 2/3 o la 38 si se trata de tallas europeas completas. En cualquier caso, para facilitarte el cálculo, te explicamos a continuación cómo medir el pie y te mostramos unas tablas con las tallas.
Si ya conoces tu talla norteamericana, en la tabla inferior puedes ver la equivalencia a las talla europeas.
Es importante elegir bien la talla del calzado. Sin embargo, muchas veces no se transforma bien la talla original del fabricante a la del comprador. La dificultad crece porque la diferencia entre cada número no es igual en los distintos sistemas. Así, por ejemplo, en las tallas norteamericanas hay 1/3 de pulgada (8,47 mm) de diferencia entre cada talla completa, mientras que en las europeas la diferencia es de 2/3 de centímetro (6,66 mm). Además, los norteamericanos utilizan diferentes tallajes para hombres y para mujeres, lo cual complica las cosas cuando se trata de calzado unisex, pues hay que indicar la talla de mujeres y la de hombres.
Para acabar de complicarlo, hasta hace poco en España se utilizaba un sistema de medida diferente al de otros países europeos (se medía la huella del pie, mientras que en los otros países se medía su proyección). Por eso, desde hace unos años hemos tenido que sumar una talla a la que usábamos con anterioridad.
Dado que Joya, Earth, Power Diet y MBT están fabricados usando tallaje norteamericano, cuando el modelo se fabrica con medias tallas, la diferencia entre dos medidas es de 4,23 mm (el doble cuando son tallas enteras). Esto, trasladado a tallas europeas, equivale aproximadamente a 2/3 de número (o 1 talla más 1/3 cuando son enteras). Otras marcas tienden a redondear hacia arriba o hacia abajo. Por eso nos encontramos con que el calzado de unos fabricantes nos queda más grande que el de otros. En cualquier caso, es importante medir el pie para escoger mejor.
¿Cómo calcular la talla?
Medir un pie (su proyección, que es la forma de calcular la talla europea) es muy parecido a medir a una persona. Muchos recordamos que, cuando éramos niños, nos ponían de pie junto a una pared y nos colocaban un libro sobre la cabeza, marcando con un lápiz la altura en la propia pared. Luego bastaba con medir la distancia desde el suelo hasta la marca. Pues bien, el sistema es muy similar. Se trata de poner el pie pegado contra una pared y, con un libro, marcar el lugar hasta el que llega. Luego, medir la distancia. Es importante tomar esta medida con calcetines similares a los que van a usarse con el calzado que queremos comprar. También es importante medir ambos pies y elegir el tamaño mayor (muy pocas personas tienen los pies idénticos). En cualquier caso, para que la medida sea correcta hay que estar de pie y con el peso del cuerpo repartido entre ambos pies. En las fotografías puede verse el sistema apropiado de medida. Se puede utilizar un folio en blanco, pero es importante que esté justo contra la pared y no se mueva.
Luego añadimos 1 cm para conseguir la medida del pie en actividad y ya sólo se trata de aplicar esta tabla. La talla que hay que elegir es la del tamaño inmediato superior. Por ejemplo, si el pie en actividad mide 258 mm, elegiremos la talla 39.
Hay un último apunte que realizar. Con este sistema estamos midiendo la largura, pero no la anchura. La mayoría de los zapatos tienen, en su parte delantera, una forma que va estrechándose. El caso más extremo son los calzados de mujer terminados en punta. Pues bien, las personas que tienen pies anchos, es posible que necesiten una talla algo mayor, ya que el estrechamiento del calzado hará de tope y no permitirá utilizar toda la longitud del zapato.
TABLA PARA CALZADO CON ORIGEN INGLÉS O NORTEAMERICANO
Medida del pie en actividad, en mm 228,88 233,33 237,77 242,22 246,66 251,11 255,55 260,00 264,44
Talla 34 1/3 35 35 2/3 36 1/3 37 37 2/3 38 1/3 39 39 2/3
Talla de mujer USA 5 B 5 1/2 B 6 B 6 1/2 B 7 B 7 1/2 B 8 B 8 1/2 B 9 B
Talla de hombre USA 7 7 1/2
Medida del pie en actividad, en mm 268,88 273,33 277,77 282,22 286,66 291,11 295,55 300,00 304,44
Talla 40 1/3 41 41 2/3 42 1/3 43 43 2/3 44 1/3 45 45 2/3
Talla de mujer USA 9 1/2 B 10 B 10 1/2 B 11 B 11 1/2 B
Talla de hombre USA 8 8 1/2 9 9 1/2 10 10 1/2 11 11 1/2 12
TABLA PARA CALZADO CON TALLAJE EUROPEO
Medida del pie en actividad, en mm 233,33 240 246,66 253,33 260 266,66 273,33 280 286,66 293,33 300 306,66
Talla 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46

CALZADO INADECUADO!!!

Zapatos que son malos para ti. Lo que dicen los expertos

(Basado en un artículo publicado en el Daily Mail el 12 de diciembre de 2006)
La opinión generalizada es que las sandalias corrientes hacen daño a nuestros pies. Pero también el calzado de invierno puede ser perjudicial.
Tacones altos
Usar tacones altos es malo para tu postura y salud. Los tacones empujan el pie sobre el frente del zapato, lanzando el peso del cuerpo sobre esa zona y machacando los dedos del pie. Cuanto más alto es el tacón, mayor es la pendiente que coge el cuerpo.
Los tacones altos no sólo producen juanetes y dedos en martillo, sino que también son la causa de muchos problemas posturales.
Sam Singh, cirujano ortopédico en la London Clinic, dice que unos tacones excesivamente altos hacen que el centro de gravedad del cuerpo se adelante, lo que la espina dorsal compensa doblándose en el otro sentido. Esto es un camino seguro hacia la tensión muscular y el dolor en la parte baja de la espalda. La tensión puede llegar hasta los músculos del cuello y la cabeza, ocasionando tirantez y dolores de cabeza. Si esta situación se prolonga durante más de 6 meses, se acortan los músculos de la pantorrilla y baja el arco del pie, lo que origina problemas en la rodilla y la cadera, así como tendinitis aquilea y fascitis plantar (dolor severo del talón), y éstos pueden prolongarse durante mucho tiempo.
¡Un precio elevado a pagar por algunas horas de vanidad, que pueden incluso no ser cómodas!
Selecciona tacones más bajos y, si no te queda más remedio, úsalos solo por períodos cortos.
Botas de borrego
Muchos modelos, al no tener plantillas, no proporcionan ningún apoyo para el pie o el tobillo, ni absorben en absoluto los impactos. Si son apretadas en la pantorrilla, la actividad muscular de ésta puede verse afectada –esto puede dificultar el flujo de la sangre y causar problemas de circulación, como edemas, que se concretan en una acumulación de fluidos en los tobillos-. Si no te queda más remedio que usarlas, hazlo con una plantilla para limitar los daños.
Katiuskas
Este calzado tampoco proporciona ayuda al arco del pie y su uso prolongado ocasiona problemas posturales. El cuerpo intenta compensar la mala postura por medio de cambios en las rodillas y las caderas e incluso en los músculos del cuello y la cabeza, causando tensión en los hombros, lo que ocasiona dolor de espalda. El calzado que no sujeta correctamente el pie produce fascitis plantar, que puede ser de larga duración y muy dolorosa. Además, este calzado se fabrica generalmente con caucho o plástico, que hace sudar a los pies, creando un ambiente perfecto para las infecciones por hongos. Si no te queda más remedio que usarlas, hazlo únicamente por períodos cortos.
Mules
Los dedos del pie agarran el zapato para evitar que se deslice y, a largo plazo, esto ocasiona deformidades. Este estilo de zapato ofrece poca estabilidad al tobillo y puede hacer que el pie gire hacia dentro, forzando la rodilla y ocasionando dolor en la parte baja de la espalda. Al no haber nada alrededor del talón, el pie puede desplazarse, especialmente si está caliente y sudoroso, y la planta del pie va golpeándose mientras se camina, causando durezas en el talón. Si tienes que utilizar mules, coloca una cinta ancha alrededor del pie, pues esto ayudará a llevarlo más sujeto.
Botas de trekking
Elige bien tus botas de trekking y sujétalas de forma adecuada. Si se atan demasiado firmemente para estabilizar mejor los tobillos, se puede reducir la flexibilidad del pie. Esto fuerza al cuerpo a compensar, aumentando la tensión en las rodillas y las caderas y, a largo plazo, ocasiona osteoartritis.
Zapatillas de deporte
Están consideradas generalmente como la forma más sana de calzado, porque apoyan el arco, amortiguan la planta del pie, se adaptan a la forma natural de los pies y apoyan el tobillo. Sin embargo, su problema es que normalmente se utilizan con el pie sudoroso, lo que ocasiona a menudo la aparición de hongos y lleva a padecer pie de atleta. Úsalas con calcetines, no las utilices durante largos períodos de tiempo y ventílalas siempre bien después de haberlas usado para realizar ejercicio.