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miércoles, 8 de septiembre de 2010

PIE DIABETICO - DIABETES & SUS PIES

DIAFOOT

CALZADO ESPECIALIZADO PARA PIE DIABETICO

Los zapatos: Comodidad vs. salud



Un zapato cómodo evita callos, deformidades, uñas encarnadas, juanetes, ampollas y lesiones. Las personas con diabetes están en mayor riesgo de tener infecciones graves originadas en heridas causadas por un zapato apretado.



Los inconvenientes de usar zapatos estrechos van desde la simple incomodidad hasta la formación de ampollas, callos, uñas encarnadas, juanetes o sencillamente tener un pie deforme. Cualquiera de las alteraciones mencionadas anteriormente puede empeorarse en una persona con diabetes. ¿Por qué? Las personas, sobre todo aquéllas mal controladas, con el tiempo pueden perder la sensibilidad (complicación que llamamos neuropatía diabética) y muchas veces hasta herirse los pies y no darse cuenta; y mientras tanto la infección que se forma hace de las suyas y todo esto puede convertirse en una verdadera pesadilla que atenta contra la salud. De aquí en adelante usted sabrá que hacer y qué no con sus zapatos y sus medias, lea y aproveche éste artículo y evítese problemas.


El vestido de los pies
Un zapato con la punta estrecha deforma los dedos, volviéndolos como una garra o un martillo; también hace que se monten unos sobre otros y que se llenen de callos en las superficies superiores o en la planta del pie por la presión permanente en esas zonas.
La textura del calzado también hay que considerarla. Un zapato muy duro no permite que el pie se mueva libremente o hace que éste pierda su elasticidad y con el tiempo ocasione dolores articulares o musculares no sólo en los pies sino también en las piernas, en las caderas y en la cintura.
Si el zapato está roto, o tiene costuras levantadas o arrugas, esto le genera ampollas, fisuras, callos o cualquier herida que, de infectarse, corre el riesgo de la complicación que conocemos con el nombre de “pie diabético”.
Por su lado, un tacón de más de cuatro centímetros deforma el pie en su arco transverso y lo lleva a que se vuelva plano y a que la base de los dedos por el dorso se vea hundida, mientras que por la planta se vea salida. Tarde o temprano esto afecta la integridad del pie y lo pone en riesgo de padecer callosidades o úlceras en la planta. Esta posición permanente hace que el tendón de Aquiles, que es el que está en la parte posterior del talón, y los tendones que se encuentran detrás de las rodillas permanezcan permanentemente recogidos y rígidos, dando como resultado una marcha defectuosa y algo torturante cuando la persona decide colocarse zapatos sin tacón alto.

Entonces ¿qué hacer? Use zapatos suaves, cómodos que hagan la marcha más placentera y no un martirio.

Como un copo de algodón
“Tan suave como un copo de algodón” es la forma de describir cómo debe ser el zapato de una persona diabética. Debe ser anatómico, adaptado a su pie; es decir, la horma, la plantilla, la suela y el tacón deben ser estudiados y el zapato será fabricado para “ese pie”.


El zapato debe ser igualmente permeable; es decir, que el material que se use para su fabricación evite la sudoración del pie y que lo mantenga seco.

La suela deberá ser flexible y por ningún motivo dura porque entonces los músculos y los tendones se retraen y pueden causar dolor en los pies. Claro que si es demasiado blanda también puede causar problemas porque al caminar sobre superficies duras el pie se resiente, entonces el cuerpo puede adoptar malas posiciones para evitar esas molestias.

El zapato cerrado se prefiere al abierto porque protege el pie y también evita que se haga una herida si por mala suerte le cae encima algún objeto punzante. Hay que tener cuidado con las sandalias pues las tirillas y correas pueden generar ampollas por la fricción continua sobre la piel.

Los dedos de los pies deben estar libres dentro del zapato, no deben rozar con nada, por lo que se recomienda que la punta sea bien amplia.

Tenga en cuenta...
Si usa tacones es ideal que cambie de zapatos varias veces al día para que los pies descansen, se aireen y estén cómodos. El hecho de ventilar los pies evita que la humedad propicie la aparición de hongos.

Cuando compre zapatos es preferible que lo haga en horas de la tarde pues generalmente los pies se “hinchan” un poco con el transcurrir del día. Si los compra por la mañana entonces por la tarde sentirá que le están tallando. También se sugiere que los zapatos nuevos (el “estreno”) se los coloque por períodos cortos de tiempo durante varios días seguidos, hasta que el pie se adapte a ellos.

Revise los zapatos antes de calzarlos. Es una práctica que debe hacerse de rutina, sean nuevos o no, porque así se evitan lesiones producidas por cualquier objeto que esté dentro. También se aconseja observar y tocar las costuras internas, el estado del cuero, de la suela, los rotos, o cualquier otra cosa que pueda lastimar los pies.

¿Y de las medias qué?
Las medias son un elemento fundamental que ayuda a proteger los pies por lo que se deben tener en cuenta al momento de calzarse. Se prefieren las de algodón y que no tengan nudos, cauchos o costuras para que el pie no tenga presión en ninguna parte.

Vista sus pies como se merecen. “Los pies lo pueden llevar muy lejos”. Cuídelos, protéjalos, póngales unos zapatos buenos, confortables y unas medias de algodón, ELLOS SE LO AGRADECERÁN TODA LA VIDA.




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